La brecha de liderazgo que perjudica el éxito del cambio
Los líderes viven con la cabeza en el futuro, mientras que los equipos de primera línea siguen viviendo en la realidad actual. Esto nos lleva a subestimar el tiempo que duran realmente las transiciones organizativas: a menudo pensamos meses o años por delante de la situación en la que se encuentra nuestra gente.
Yo enseño a los líderes que tienen lo que llamamos la maldición del conocimiento. Un solo correo electrónico no va a hacer avanzar a todo el mundo por el camino que ya has recorrido. Hay que respetar que el cambio es un proceso y que las personas avanzan a ritmos diferentes.
Los líderes también necesitan nuevas reglas de juego. La estructura de mando y control de los años ochenta y noventa ya no es tan eficaz como antes. Cuando era un joven profesional, si mi jefe me decía "Salta", me preguntaba: "¿Hasta dónde?". Si hoy le pido a alguien de mi organización que salte, la primera respuesta será: "¿Por qué saltar? ¿Por qué ahora? Quizá piense en saltar, quizá no".
Esto no es resistencia, es la naturaleza humana. Y es exactamente la razón por la que el patrocinio ejecutivo activo y visible sigue siendo el principal indicador del éxito del cambio, según nuestras investigaciones realizadas a lo largo de tres décadas.
El ROI de hacer bien el cambio
¿Cuál es el coste de equivocarse frente a la inversión necesaria para hacerlo bien?
Nuestra investigación sobre la eficacia de la gestión del cambio muestra que pasar de una gestión del cambio deficiente a una excelente aumenta siete veces las probabilidades de obtener resultados. Pero lo que podría ser aún más interesante es que pasar de una gestión del cambio deficiente a una aceptable -dando un paso fuera del sótano- triplica su probabilidad de éxito. El progreso supera a la perfección cuando se trata del cambio.
La mayoría de los presupuestos asignan menos del 5% al aspecto humano del cambio. Según mi experiencia, las organizaciones que ejecutan bien el cambio de forma sistemática suelen invertir entre el 10 y el 15% del presupuesto de sus proyectos en garantizar que las personas estén preparadas para adoptar y utilizar la solución, no sólo para construirla e instalarla. Cuando se produce este cambio, se alcanzan los resultados deseados mucho más rápidamente.
Correlación de la eficacia de la gestión del cambio con el cumplimiento de los objetivos

Creación de ventajas competitivas mediante la capacidad de cambio
El éxito debe medirse en cifras, no en adjetivos. Cuando los líderes me dicen que quieren estar "más centrados en el cliente" o ser "más ágiles", les pregunto: "¿Cómo traduces eso en medidas en las que podamos decir definitivamente si estamos progresando?".
Cuando desarrolle su hoja de ruta estratégica, recuerde que sus competidores pueden copiar su tecnología, su cadena de suministro y, a veces, su estructura organizativa. Lo que no pueden copiar es su forma de trabajar, su cultura. Si puede construir una cultura capaz de cambiar, se convertirá en una fuente real de ventaja competitiva sostenible.
La mayoría de las organizaciones tienen controles financieros, procesos de venta y normas operativas claramente definidos. Pero pregunte a un directivo: "¿Cómo se impulsa el cambio aquí?" y rara vez obtendrá una respuesta coherente. Esa laguna representa tanto una vulnerabilidad como una oportunidad.
Hacer que la capacidad de cambio sea estratégica
Las organizaciones que ejecutan la estrategia con mayor eficacia tratan la gestión del cambio como cualquier otra competencia básica: algo que debe desarrollarse sistemáticamente, no dejarlo al azar.
Esto significa tomar decisiones estratégicas sobre:
- Establecer una metodología y un lenguaje comunes en todo el equipo directivo.
- Crear la infraestructura necesaria para respaldar sus iniciativas estratégicas
- Desarrollar la capacidad interna de gestión del cambio mediante la certificación, la formación y la aplicación coherente de una metodología de gestión del cambio.
No se trata de añadir gastos generales, sino de garantizar que las inversiones que está realizando produzcan resultados. Cuando se presupuesta la capacidad de cambio, no sólo se financian proyectos individuales. Está creando un músculo organizativo que aumenta las probabilidades de éxito de cualquier iniciativa futura.

La decisión ejecutiva
En todas las organizaciones se producen demasiados cambios simultáneamente. Inundamos el sistema pensando que un mayor cambio generará mejores resultados, pero las organizaciones son como esponjas: no pueden absorber más de una vez.
La cuestión no es si va a invertir en la gestión del cambio. La cuestión es si invertirá de forma proactiva para garantizar el éxito o de forma reactiva para corregir lo que ha ido mal.
Cuando desarrolle sus planes estratégicos, pregúntese: ¿Financia la entrega técnica o los resultados empresariales? ¿Está creando soluciones o capacidades?
Por dónde empezar: antes de ultimar los presupuestos de los proyectos del año que viene, realice una sencilla auditoría. Examine sus tres iniciativas más importantes y calcule qué porcentaje de cada presupuesto se destina al aspecto humano del cambio. Si es inferior al 10%, está planificando para el éxito técnico pero esperando resultados empresariales.
El éxito de su estrategia no vendrá determinado por su plan escrito, sino por la eficacia con que lo adopten sus empleados. El momento de crear esa capacidad es ahora, durante la temporada de planificación, no cuando las iniciativas empiecen a no alcanzar sus objetivos.